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Provincia de Buenos Aires

Argentina




Recorriendo la Provincia de Buenos Aires





La capital de la provincia de Buenos Aires es La Plata. Fué fundada en 1882 y diseñada con un criterio urbanístico que la caracteriza -especialmente por sus diagonales-, las calles y avenidas alternan con las muchas plazas que traen el ansiado verdor a la ciudad.

Conoce el bullicio estudiantil en sus prestigiosos centros de estudios, incluida su Universidad que recibe alumnos que llegan desde todo el país y del exterior. Un paseo urbano debería incluir casi necesariamente una visita al Museo de Ciencias Naturales – famoso en el mundo, su principal atractivo es su colección de fósiles de dinosaurios; – y a su espléndida Catedral neogótica. Siguiendo con la recorrida, el Palacio Municipal, el Palacio de la Legislatura Provincial, la Casa de Gobierno, el Museo Provincial de Bellas Artes, el Paseo del Bosque -donde funciona el Observatorio Astronómico – y el Jardín Zoológico.
        
Imperdible la Ciudad de los Niños: no es necesario aclarar quiénes disfrutarán a pleno este tramo del itinerario platense que transcurrirá entre miniaturas de palacios moriscos, castillos medievales y museo de títeres y muñecos. Y para compartir con toda la familia el sitio ideal es el parque Pereyra Iraola. Aquí los fines de semana tienen sabor a asado e improvisado picadito bajo la sombra de la noble foresta




        Si el viajero opta por acercarse a la costa, pasará por Magdalena, Punta Indio y circulará por la honda bahía de Samborombón. En San Clemente del Tuyú empieza una cadena de balnearios que en verano bullen de actividad y turistas: Santa Teresita, Mar del Tuyú, Costa del Este, Aguas Verdes, San Bernardo, Mar de Ajó y La Lucila del Mar.
       





        
        Pinamar
        ofrece una alternativa que mira al mar desde una cuidada urbanización.
Elegantes chalets, muy buenos hoteles y divertidos paradores sobre la playa se combinan con los bosques de pinos y eucaliptos que perfuman el aire marino. Ostende, Valeria del Mar, Cariló – exclusivísimo- y Villa Gesell completan este sector de ciudades balnearias. La oferta es apta para todos los bolsillos y grados de serenidad y ruido en conexión con el disfrute de la naturaleza que se manifiesta tan ancha en las playas atlánticas.






















       
A esta misma altura pero hacia el centro de la provincia, General Madariaga es la ciudad principal.


     

Sigamos hacia el sur. Atravesando Mar Chiquita, Santa Clara del Mar y parque Camet, arribará a la magnífica Mar del Plata. Es sin lugar a dudas el gran balneario marítimo argentino. Aquí el visitante tiene múltiples opciones para elegir: restaurantes, hoteles, hipódromo, club de pesca, acuario, autódromo, casinos, campos de golf, teatros y cines con variada cartelera, puerto deportivo, y playa, playa y más playa.


Recorramos la ciudad. La Catedral de San Pedro, la peatonal San Martín, el boulevard marítimo tocando la popular playa Bristol que conoció épocas en las que era considerada exclusiva y elegante. Ahí nomás el característico conjunto que forman el Casino y Hotel Provincial, custodiados por los ya míticos leones marinos. Siempre con el mar al costado, el Torreón, cabo Corrientes, playa Chica y Grande, el Golf Club y la zona portuaria.
Pasando unos globos de gas que parecen a punto de despegar, comienza el complejo Punta Mogotes, con paradores, carpas, canchas de paddle y fútbol 5 y comercios varios. Aquí la oferta gastronómica va desde una buena cazuela de mariscos o unas sabrosas rabas, hasta un argentinísimo sandwich de milanesa para comer parado en los extensos balcones que resisten el incesante andar de los paseantes.






        
Alejándose de la costa, el bosque Peralta Ramos, de alrededor de 400 ha de extensión, no podrá escapar de su itinerario. La laguna y sierra de los Padres forman parte de los clásicos circuitos marplatenses.


     

Al despedirse de Mar del Plata se propondrá un proyecto de retorno y seguramente querrá prolongar el grato sabor de su estadía con los clásicos alfajores que se producen en las varias fábricas locales.


     

El próximo balneario de importancia es Miramar, que ve transcurrir el tiempo estival en un verdadero clima familiar. 






     

Pasando Mar del Sur, arribará a Necochea.
 Está unida por tres puentes sobre el río Quequén a la ciudad del mismo nombre, lo que la distingue del resto de los balnearios ya que presenta dos frentes: uno fluvial y otro marítimo. Comparten un importante puerto pesquero y de granos. Necochea ofrece buen hospedaje, casino y el parque Miguel Lillo para disfrutar de juegos infantiles, anfiteatro, pista de karting y sitios aptos para la práctica de deportes en un bello marco creado por los pinos y el lago.






     

Orense, Claromecó, Oriente, Monte Hermoso y Pehuén Có. Punta Alta, donde se encuentra la Base Naval Puerto Belgrano, no presenta características de villa veraniega
y se ubica en el trayecto hacia Bahía Blanca. 






     

Bahía Blanca es una de las ciudades más importantes del territorio bonaerense, cuenta con importante puerto de granos y desarrolla activa vida industrial y comercial, brindando todos los servicios. Un paseo ciudadano incluirá una mirada a partir de la plaza Rivadavia hacia la Catedral, el Palacio Municipal, el Palacio de Tribunales, el Teatro Municipal y el Banco Nación. El Museo Histórico, el de Ciencias Naturales y el Jardín Zoológico son lugares interesantes para visitar. Muchos bahienses disfrutan de minipaseos hacia Sierra de la Ventana en el interior de la provincia y, con la vista puesta hacia el mar, es en Monte Hermoso donde radicaron sus viviendas de fin de semana. 






     

A partir de Bahía Blanca, el paisaje es más patagónico y se suceden varias localidades – Mayor Buratovich, Pedro Luro, Stroeder, entre otras – antes de arribar a Bahía San Blas, que centra el interés del viaje en la pesca de cazón y pejerrey.


     

La última ciudad importante en esta zona de la provincia es Carmen de Patagones. Sobre el río Negro, dos puentes la unen a su vecina Viedma, que alguna vez soñó con ser capital de la nación. 






     

Poniendo proa al norte, las sierras le dan la bienvenida. En su trayecto hacia allí pasará por Tornquist antes de arribar a Sierra de la Ventana y Villa Arcadia, que son los principales centros turísticos en los que las cabalgatas y el trekking son atractivas propuestas. 






     

Atravesando Pigüé, llegará a Coronel Suárez, donde el polo es el deporte más popular. Y en dirección al centro de la provincia y transitando el delicado paisaje de las sierras, podrá visitar Olavarría, Azul – donde los casi poéticos campos de lino brotando en azul ondulan al ritmo serrano –, Tandil – con frecuentado Calvario- y Balcarce, famosa por su condición de ciudad natal de Juan Manuel Fangio, donde se encuentra el interesantísimo Museo del Automovilismo





      
Siguiendo hacia el norte y bastante cerca de la Capital Federal, Luján -cuya Basílica de altísimas agujas congrega peregrinos de todo el país –, San Antonio de Areco, Carmen de Areco, San Miguel del Monte
y otros, son ejemplos de los auténticos pagos bonaerenses, donde la vida tiene gusto a campo, caballo y tradición. 




Pegadita al río de la Plata, la zona del Delta tiene lenguaje propio. Estalla el verdor entre los islotes de los que casi no se distinguen los limites entre la abundante vegetación. De cara al río se suceden, algunas con elegantes sectores residenciales, Vicente López, Olivos, San Isidro,  San Fernando y Tigre. Si el viajero continúa hacia el norte atravesará Belén de Escobar, Campana, Zárate, Baradero, San Pedro, Ramallo y San Nicolás de los Arroyos en el límite con las provincias de Entre Ríos y Santa Fe. 



  


Varias ciudades tienen mucho del característico paisaje rural pampeano Pergamino, Junín -es la ciudad más importante del noroeste bonaerense-, Chivilcoy, Saladillo, Lincoln, Bragado -centro de establecimientos dedicados a la cría de caballos –, 9 de Julio, Saladillo, General Villegas, Pehuajó – ciudad muy perjudicada por las inundaciones, hoy se observan bañados donde han proliferado especialmente los flamencos-, San Carlos de Bolívar, Daireaux, Guaminí – su gran atractivo es la laguna de Monte-, Carhué y Puán. El lector de esta brevísima reseña quizás no sepa bien qué elegir. Y es lógico. Amplia es la variedad de paisajes tanto naturales como urbanos. Tómese su tiempo. Mientras tanto, Buenos Aires sige creciendo. Y lo espera para iniciar el agasajo.


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